Las ficciones de Jorge Luis Borges son procesos de búsqueda que conducen al descubrimiento y el conocimiento. El genio de Borges consistió en hacer que la gente pensara la literatura desde una visión totalmente nueva, mostrando la convergencia entre escribir y leer, el principio sujeto a la reinterpretación y la renovación perpetuas. Así, traspasó toda clase de fronteras, cruzando los límites entre filosofía y ficción. Su literatura es una especie de apropiación y de invención, de truco, de espejos, siendo capaz de integrar todos los textos que ha leído en un orden complejo, donde todas esas ideas suyas y prestadas convergen en un diálogo vivo, muy original. Una lectura cuidadosa de sus textos constituye una teoría literaria, no sistemática, pero coherente, que alcanza límites nunca explorados en la literatura hispanoamericana. Su rigor intelectual no le impide ser amable y divertido, como pocos autores han logrado. Si el placer de leer y releer un texto del mismo autor mide la grandeza de este, Borges se encuentra entre los mayores.