Como no podía menos de suceder, también en este libro se narra un viaje, pero en este caso es uno desnudo, deshojado, y sin embargo en busca de descifrar a la vez una brújula (el poeta indaga en la razón de su estancia, de su viaje por las otras islas que desde un extremo atlántico dialogan con las suyas tropicales, lejanas, perdidas para siempre) y unos símbolos (de su cultura, de su ser insular y hondamente transmarino, afincado en dos extremos de la inmensidad atlántica).Luis Álvarez