Un trabajo que el autor escribió de vuelta de todo, pero sin echar la vista atrás, creando un potente drama de contenido histórico y autobiográfico, cuya esencia fundamental fue la fantasía, la idealización, y el simbolismo de ese mundo invisible que suele esconderse siempre tras cada uno de sus más personales proyectos. Un libro muy especial que, de algún modo, forma una trilogía junto a sus anteriores Alétheia, o La inquieta madurez, y Didacus, o La Tierra Mística, relatando las aventuras y desventuras de un álter ego llamado El Lobo Gris, en otras ocasiones conocido como El Pequeño Sacerdote, por medio de las cuales el autor nos brinda el sendero hacia una vida misteriosa rodeada por la fatalidad, el encuentro con lo sagrado, y la regresión a antiguas existencias.