La intención del profesor Carlos Díaz es ayudar a los educadores de quienes carecen de libertad exterior e interior a recuperarla con digmidad. Lo hace con ideas y razonamientos, pero también con consejos experimentados. ¿Es la cárcel un espacio de libertad y de esperanza? La falta de libertad no es solamente una reducción del espacio y acumulación de claustrofobias, penalidades (penalidad: lo propio del penal) e incomodidades de todo tipo; todo ello, aun siendo gravísimo, es, sobre todo, desorientación y desencuentro. La pérdida de la libertad es una de las experiencias más duras para todo ser humano. Los presos deberían salir del reclusorio libres, liberados y liberadores... Reeducar el sentido de la vida no es fácil para quien no lo tiene, o lo tuvo y lo perdió, es rehabilitar para empezar a caminar. Para ello se aprenderá a encontrar satisfacciones en todas las tareas que emprenda, evitando alcanzar la felicidad a través de medios equivocados. La voluntad de sentido necesita de valores de humanidad. Sólo quien tiene un por qué vivir soporta casi cualquier cómo hacerlo.Por qué vivir, cómo vivir, para qué y para quién vivir es difícil en un reclusorio y fuera de él, pero lo que no parte de concreciones resulta inútil, por eso debemos orientar la vida del recluso hacia lo difícil, hacia la creatividad, aunque eso lleve sufrimiento. La vida de un individuo se realiza amando, trabajando y también sufriendo...Lo más urgente en esas condiciones es potenciar y entrenar la voluntad y las posibilidades de opción de una vida nueva. 10