La camelancia es su enemigo, los defensores de la permanencia incólume de los principios, los entusiastas del estupendismo, los desalmados que alegan como prueba de su cínica inocencia su sueño... 'Las razones por las que Díaz sacude tanta estopa, y por cierto tan agudamente que a veces cuesta trabajo seguir sus paronomasias, causando además el regocijo de sus estudiantes, incluso de los filósofos a los que ha pasado su vida enseñando, deleitando, instruyendo, esas razones son una semisuma de rigor y de creatividad, un crisol inestable, explosivo...' (Del prólogo de Ángel Urrea. Catedrático de Ética Social. Universidad Politécnica. Bogotá) 10