La Literatura, cuando es buena, como es el caso, emplea lo escrito para construir algo que no está escrito: el mensaje del texto. Este libro rebosa de anécdotas hilarantes, irreverentes e irónicas, algo propio de quien aprendió a situarse frente a la vida como la Doña; y también de anécdotas sosegadamente melancólicas e introspectivas, algo propio de quien, a la inversa, aceptó que, para la vida, ella era también como el monte.Con estas crónicas, Nitty Rizo Patrón (Lima, 1943) pone en práctica la envidiable virtud de hacer de su experiencia vital en El Choloque algo más bastante más- que mera anécdota. Nitty, con La Doña y el monte, no solo combina con inusual habilidad esos dos aspectos de toda vida humana, los triunfos y las derrotas, para obtener de ello un libro que, a través de lo anecdótico, comunica al lector ese mensaje que ha animado a nuestra milenaria especie desde sus orígenes: hacia adelante, siempre.Nitty, además, logra cumplir el más grande anhelo, no siempre alcanzable, de cualquier escritor que se precie: dejar un legado. Más bien, un libro de cabecera. Libro por cuyos poros rezuma ese amor con y por Manolo, y que los herederos del linaje que ambos fundaron, sobre todo los que no conocieron El Choloque, harán bien en releer para encontrar pautas que les permitan, al igual que Nitty, hacer de la vida el monte cuando la vida quiera, cual Doña, imponérseles. 10