En Sueño de una noche de verano, Shakespeare dice que a medida que la imaginación avanza, encarnando en formas desconocidas, la pluma del poeta las transforma en figuras y da a la etérea nada un lugar donde habitar y un nombre. Hay una afinidad entre el análisis y la poesía: ambos requieren de la capacidad negativa, la de un hombre capaz de existir entre incertidumbres, misterios, dudas, sin encarnizarse en el hecho y la razón (Keats). Soñar la realidad es un intento de pensar que el análisis es no sólo una cura, sino que implica desarrollar potencialidades de la personalidad que necesita de un proceso de simbolización: de una transformación onírica. Las diferentes perturbaciones de los procesos de simbolización son el hilo conductor de este libro. Algunos capítulos contienen ideas inspiradas en el último Bion, y se refieren al desarrollo de pensamientos y a sus diferentes usos, diferenciación que se hace necesaria para el momento cultural que atravesamos donde el desarrollo tecnológico permite la difusión cada vez más extendida de lo que parecen pensamientos y son vacíos publicitarios, modos de inoculación, manipulación y adoctrinamiento. Los vínculos negativos que Bion describió abren camino para pensar una relación parasitaria manifestada en hipocresía, cinismo y fanatismo. El capítulo dedicado a Una memoria del futuro formula una pregunta: ¿podemos considerar la intuición psicoanalítica como una pre-concepción o una memoria del futuro? 4