En la actualidad, el fútbol ha logrado captar la atención de un gran número de personas, convirtiéndose asÃ, en un tema de interés social que se ha trasladado de la cancha y las tribunas hasta escenarios como los hogares y las calles; lo cual ha generado la formación de porras y barras, como sÃmbolo identitario de la sociedad. Además, 'el juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue' (Galeano,1998). El fútbol se ha transformado en un hecho social muy importante, y lo entendemos en una doble dimensión; como espacio lúdico y como espacio socializante para los actores, en nuestro caso para los jóvenes. Por lo que es necesario vislumbrar la complejidad del mundo juvenil desde una perspectiva que recupere las formas de representar las experiencias desde lo deportivo; donde se pretende identificar las prácticas de diversión, amistad y reunión de los jóvenes en el estadio Nemesio Diez, ya que, para acercarnos a su mundo es imprescindible transitar sus trayectorias.