La voz que oyó Saulo de Tarso en el camino a Damasco fue también el canto de Poesía. Y Ella siempre le pregunta al poeta: '¿Por qué me persigues?' La conversión del apóstol de los gentiles resultó un tránsito de perseguidor a perseguido, de lo prosaico a lo poético. Como quien escribe (o dicta) epístolas paulinas, Rolando Jorge emprende en estos poemas ('Debo leer a los sangrientos griegos /y a los violentos romanos, y algo de Pablo Y para calmarme') su propia ruta hacia Damasco, esto es, transita su personal temporada en los infiernos, sus aventuras sigilosas, su Odisea y su Trilce.