El aroma del café recién hecho tiene una manera peculiar de abrazarnos, de envolverse en nuestros pensamientos como un cálido manto en medio del frío. Es un aroma que parece detener el tiempo, suspender la realidad, y en ese instante, mientras lo inhalamos profundamente, nos encontramos a solas con nosotros mismos. En esa pausa, en ese espacio entre el sorbo y el pensamiento, habita la soledad, compañera silenciosa de las madrugadas y las tardes lluviosas, de las noches largas y de los amaneceres sin prisa. Así nace este libro, Tazas Vacías: Historias de Soledad y Café, una obra que recoge los ecos de esas pausas, de esos instantes que cada uno de los autores ha vivido, transformándolos en historias que nos invitan a sentarnos, taza en mano, y reflexionar sobre la soledad.La soledad, esa presencia intangible que, a veces, parece más real que el mismo mundo que nos rodea, es el hilo conductor que une cada uno de los relatos que conforman esta colección. Es una soledad que no discrimina, que se encuentra tanto en los rincones más oscuros del alma como en los días más luminosos, en la multitud o en la intimidad de una habitación vacía. Cada autor, con su estilo único y su voz particular, nos ofrece una perspectiva distinta de este sentimiento tan universal, llevándonos por caminos que quizás no habíamos recorrido antes, o mostrándonos paisajes internos que habíamos evitado mirar.Algunos relatos en este libro nos llevan a la soledad de la pérdida, esa que se cuela en el silencio después de que una puerta se ha cerrado para siempre. Otros nos sumergen en la soledad elegida, esa que se busca en la búsqueda del yo, en la necesidad de estar a solas con nuestros propios pensamientos, de encontrarnos o perdernos en ellos. También encontramos la soledad que surge en medio de una multitud, esa sensación de desconexión que a veces nos asalta en las circunstancias más inesperadas, recordándonos