Mario Trevi (1924-2011), psicoanalista italiano, fue una figura clave en el desarrollo del pensamiento junguiano en su país y en toda Europa. Conmemorando el centenario de su nacimiento, Editorial Traducciones Junguianas ofrece en nuestro idioma uno de sus libros más importantes y, sin duda, uno de los más esperados.Como buen estudioso y terapeuta junguiano, en las investigaciones de Trevi no faltan los símbolos, los sueños y la mitología. Sin embargo, consciente de la deriva hermenéutica que padecen ciertas nociones propias del junguismo, como «arquetipo», «inconsciente colectivo», «individuación», entre otros, incluso en ámbitos ajenos a la psicología, Trevi optó en esta obra capital por preguntarse (y sugerir que así lo hiciéramos todos los seguidores de Jung) qué está muerto y qué sigue vivo en la psicología analítica.De esta pregunta surge el «junguismo crítico»: un nuevo espacio de reflexión que, a diferencia de las que se denominan corrientes del junguismo, se sustenta en la conciencia y estudio de la insoslayable frontera que deslinda un discurso sobre la psique (las distintas teorías y corrientes psicológicas) de otro discurso de la psique: todo aquello emanado de la psique en cada uno de los campos del saber y de la producción cultural, y asimismo en aquel a quien llamamos paciente.Dicha frontera, en la que discurso sobre la psique y discurso de la psique a ratos discrepan y a ratos se complementan; en la que, también, el primero se disuelve en el segundo y viceversa; y desde la que, siempre, ambos discursos vuelven a desplegarse en rumbos divergentes hasta la subsiguiente e ineludible cita, convierte al junguismo crítico en una opción comprometida con la supervivencia del legado de Jung.El espíritu crítico de Trevi invita, pues, a asumir una disposición dialógica tanto con el texto de Jung (en tanto discurso sobre la psique) como con el discurso del paciente: ese otro radical que, disponiendo a su vez de algún discurso sobre la psique (vox populi, religión, otras psicologías), fungirá en simultáneo de vehículo de un discurso de la psique; combinación que el terapeuta habrá de afrontar desde la conciencia de su similar constitución, vale decir, renunciando a los fueros de un discurso concluyente por unilateral, para enseguida abrazar la sustancia simbólica de ese diálogo inextinguible en el que ahora participa desde una perspectiva simétrica a la de su contraparte. 10