Lucía era y no era una niña como las demás. ¿Sabes por qué?Porque desde el día en que, en compañía de sus primos Jacinta y Francisco, vio a Nuestra Señora sobre las ramas de una encina en Fátima y habló con Ella, se entregó en las manos de Dios sin reservas.Este libro no solo nos permite conocer el carácter de la hermana Lucía y rasgos sor-prendentes de su personalidad, sino también asistir a lo esencial de las muchas eta-pas de su larga vida. Y es que, cuando voló para el Cielo, le faltaba poco para cumplir los 100 años. 10