Cuando hace años Ramón Navia-Osorio se planteó la posibilidad de un estudio sobre el Intruso Esporádico Agresivo (I.E.A.), no lo consideró serio, creyendo que podía obedecer a una leyenda mal interpretada.Dedicado a la investigación directa de los no identificados, su introducción en el estudio del I.E.A. era menospreciada. No obstante, recordó que en sus primeros tiempos de indagación, hace casi cuarenta años, se pensaba igual sobre los ovnis. Comenzó su singladura en la barrera pirenaica y comprendiendo el alcance del problema se dirigió al desierto de Atacama, en Chile, y después a las zonas desérticas del este de Egipto.Las investigaciones expuestas son fehacientes y proporcionan los datos necesarios para aquellas mentes inquietas que deseen comprobarlo. El problema que ronda no es achacable a un animal común, su intelecto está con frecuencia por encima de las facultades humanas y en ocasiones parece gobernado.Aquello que en un principio parecía un mito, hoy es una cruda realidad. 10