Morales nos entrega sus poemas terminados, enteros de tal forma que parece ha sido confortable hacerlo, y el resultado es una escritura que manteniendo sus filos y sus laberintos no pierde la franqueza y la significación que necesita llevar a cuestas la buena hechura verbal. Una austeridad sintáctica, cierta circularidad léxica, un sentido composicional sobrio, una duración controlada, una densidad simbólica que rara vez se cierra con estrépito, y un sentido periódico de la frase, que vuelve hacia niveles de carga diferentes, constituyen algunas de las propiedades singulares de su palabra poética. 10