Irene es un poco vaga y no le gusta hacer la colada, así que, de vez en cuando y, a regañadientes, se la hago yo. Sapos, barajas, princesas, patatas fritas, maquillaje, canicas, guantes de boxeo, peluches de hielo Nunca me da tiempo a separar por colores, así que lo suelo meter todo mezclado dentro de la lavadora. Selecciono el programa corto, porque la niña, además de perezosa, tiene prisa. El detergente que suelo usar es el que está en oferta, y el suavizante, uno que huele a poemas de flores sin rima ni patrón. Cuando hace calor fuera, cuelgo la ropa con unas coloridas pinzas de plástico que el desamor, la amistad, la pérdida, la preocupación, la lealtad y la resistencia suelen dejar olvidadas en el tendedero. Eso sí, siempre me preocupo de plancharlo todo con mucho amor.