Desde la noche de los tiempos, al impulso de algunos de contar historias se une el deseo de otros de conocerlas. Con ello había nacido el libro. Al respecto, decía don Francisco de Quevedo que hay en el mundo tres tipos de hombres que no dedican su tiempo a tal ocupación: unos por ser ignorantes, otros por no querer contar lo que saben y otros que no escriben, pudiendo hacerlo, por miedo a las malas lenguas. Siglos después, Jorge Luis Borges dijo que todo lo que se escribe se basa en tres temas esenciales y únicos que engloban a los demás, como son la historia, el amor y la guerra.Con Historias de Encinasola, del general Prim y de la Guardia Civil, libro perfilado y escrito durante años, Antonio Rojo Morales nos deja claro que él no se encuentra en el grupo de los tres que describió Quevedo y nos narra historias de amores, guerras y otras vicisitudes que, de alguna forma, abarcan la vida de los hombres y mujeres que transitan (separados o entrelazados) por sus capítulos, unas historias que merecen ser conocidas.El epicentro de la acción lo sitúa Rojo en la fronteriza Encinasola tanto por su propia, genuina y rica historia como por el especial cariño que siente por ella y su entorno desde que llegó a esas tierras en 1990. La acción discurre a caballo entre ambos lados de la frontera entre España y Portugal a través de diferentes episodios a uno y otro lado de la raya, entre los que destaca el mañanero paso por las calles de la localidad del general Prim camino de Barrancos aquel 20 de enero de 1866, amén de alguna historia inédita a pesar de su importancia y que también da a conocer a los marochos en las páginas del libro.