El golpe de estado en Chile, la represión, la locura, la emigración forzosa, la sexualidad son algunos de los aspectos recurrentes en todos los relatos y, muchas veces, aderezados con el terror, el miedo y, en ocasiones, el absurdo, que aparece como elemento que intensifica el desasosiego de la historia. Hay dos vertientes fundamentales en este libro: la existencial y la social, ambas perfectamente amalgamadas. Los cuentos de Silvia tienen como inspiración la vida. Escribe, fundamentalmente, del mundo que tiene delante y de las personas con las que se cruza. Mira la vida, vive y después nos lo cuenta. El carácter realista del libro nace de esta actitud; la profundidad de los personajes tiene aquí su origen y la sensación que se desprende después de su lectura está motivada por este proceso. Es como si hubiera vivido antes, como espectadora o protagonista, aquello que nos relata. Se convierte, así, en testimonio del tiempo, de la Historia. (Carmen Fabre)