MI lama tibetano me había impuesto una norma para ir a trabajar a la oficina: mantener en secreto que era budista. Tenía que llevar el pelo de un largo normal en vez de ir con la cabeza rapada, vestir con ropa normal, y cualquier principio budista que aplicase en mi trabajo lo tenía que hacer en secreto, sin ningún aviso ni alboroto. Tenía que procurar ser un sabio budista por dentro y un hombre de negocios americano ordinario por fuera.Sin que nadie lo supiera, pues, emprendí la labor de dirigir la sección según principios budistas Con mis socios acorde una condición en las reglas del juego: yo sería responsable de cualquier aspecto de la División del Diamante y de conseguir beneficios saludables por las piedras, pero, a cambio, debía tener toda la autoridad en lo relativo a emplear o despedir, al sueldo y los aumentos, a las horas que mi gente trabajaba y sobre quién tendría los diferentes cargos. Mi único deber era servir el producto a tiempo y producir buenas ganancias.Este libro es la historia de cómo construí la División del Diamante en Andin Internartional, partiendo de la nada hasta llegar a una operación a escala mundial que generaba muchos millones de dólares al año. Y todo sobre la base de principios extraídos de la antigua sabiduría del budismo. No lo hice solo, ni se siguieron únicamente mis puntos de vista, pero puedo afirmar que para la mayoría de las decisiones y políticas de nuestra sección durante mi cargo como Vicepresidente se siguieron los principios que encontrarás en este libro.