El perro libre es una utopía. Las utopías del ayer son las realidades del hoy, y las utopías de hoy serán las realidades del mañana. Por lo tanto queda claro que las utopías están para cumplirse en un futuro más o menos lejano. A través de sus páginas se van desgranando los males que aquejan a la sociedad actual y cómo las distintas opciones políticas no han conseguido darle solución definitiva; los trabajadores pobres, las pensiones mínimas de miseria, algunas pensiones de viudedad, la pobreza energética, los desahucios, el desmantelamiento del sector público, los privilegios políticos etc., etc.Se analiza cómo la comunión del poder político unido al poder económico ha creado y perpetuado en todo el mundo un estado de desigualdad intolerable. Y estos dos poderes se han reguardado las espaldas con otros poderes como el policial, el militar y la judicatura, amén de algunos sectores del mundo de la comunicación. Pasan los gobiernos y las distintas opciones políticas pero el ciudadano común observa que poco varían las condiciones de su vida diaria. Lo curioso es que muchas de esas demandas, el poder político, las resolvería fácilmente y sin un coste excesivo pero están tan pendientes de lo suyo que no les prestan la menor atención a las demandas ciudadanas.En la obra se expone cómo el ciudadano será auténticamente libre cuando entienda, desee y crea que puede serlo. Libre para construir una nueva sociedad, basada en lasolidaridad, el cooperativismo y el mutualismo. Una sociedad que al final del camino podría llegar a desterrar la esclavitud del dinero pero que mientras se camina ( y con los pies en la tierra), deberá de ir exigiendo al poder político mejores condiciones de vida para todos, sin permitir que nadie quede atrás. Se debería demandar una democracia más activa y participativa donde las cuestiones importantes fuesen decididas por los ciudadanos y no por los políticos. Con una eliminación total de los aforamientos y los privilegios inconcebibles que se han otorgado. Una distribución de la riqueza justa y el pago de los impuestos según la renta, con la exención de impuestos total para los más desfavorecidos. La extinción inmediata de los paraísos fiscales. En definitiva, los hombres deberíamos construir una sociedad mucho más libre y justa, donde cualquier ciudadano, hasta el más humilde, se sienta protagonista e importante. Que los más favorecidos puedan seguir siéndolo pero haciéndoles ver que su contribución solidaria es lo que les permitirá vivir en paz social, sin miedos, sin escoltas, sin seguridad armada en sus casas, en definitiva sin sobresalto alguno.