El crimen de Orcival, de Emile Gaboriau, es una obra maestra de la novela policial o detectivesca. Con una trama intrigante y personajes bien desarrollados, Gaboriau teje una historia llena de giros inesperados. Cuando dos cazadores furtivos encuentran el cadáver de la condesa de Trémorel sumergido en un cañaveral, se altera la vida en esta pacífica localidad. Mientras la policía local de Orcival está convencida de haber encontrado a los culpables y da por concluida su línea de investigación, llega un policía especial de la Sûreté de París, el inspector Lecoq, que se hace cargo del caso. La habilidad de Gaboriau para desarrollar personajes es notable: cada uno está meticulosamente delineado, con sus propias motivaciones y matices, contribuyendo así al suspenso y la complejidad del caso. El protagonista y personaje recurrente dentro de la obra de Gaboriau, el inspector Lecoq, un detective astuto y perspicaz, guía al lector a través de una serie de giros imprevistos y pistas ingeniosamente disimuladas. Lecoq representa al policía que resuelve el crimen a través de la aplicación de métodos científicos y la deducción y, en definitiva, un nuevo modelo de investigación criminal que se centra en la figura del detective.